lunes, 21 de marzo de 2011




Tarde o temprano una brizna de polvo puede inspirar la ley de la velocidad de curvatura, o una picara sonrisa una gran historia de amor, un ladrido en la noche una de miedo y la risa de un bebe la más tierna aventura de ositos de peluche. Las desgracias o el desamor acompañan al poeta, pero la felicidad no siempre es un campo fértil de ocurrencias


Una vez tuve musa, otras fueron musas pasajeras que juguetonas me rondaron y me retaron a soñar por los dedos pequeñas historias de lo más variopintas. Pero he me aquí de vuelta al tiempo de escribir por fin... y sin musa... hace tiempo que no las veo se alejaron de mí, me abandonaron como al perro en la carretera... ellas si lo hicieron, el caso es que necesito una musa; ya no me encuentro.


Se requiere algo de dedicación, sonrisas de vez en cuando, un guiño o un abrazo cuando la soledad acucia y la lluvia cala, complicidad y buenas maneras. Tener una mirada limpia y en ocasion


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