viernes, 23 de septiembre de 2011

LA NOCHE




HUIDA


Eran las 18:30 la hora de salir de la oficina pero hoy era un día que se diferenciaba del resto, hoy era un día de liberación. Elena solo necesitaba sentirse bien, consigo misma, no más estrecheces en casa a final de mes, no más problemas en el trabajo, solo necesitaba una escapada, y le gustaba sentir el motor de su coche frente a ella y poder dominar esa máquina bajo sus pies, controlando los pedales llego a descubrir que acelerar le daba una perspectiva de dominio que antes no tenía y que tras la ruptura con su pareja no había nada que la excitara más que dominar y controlar las cosas.


Elena plegó pronto de la oficina esa tarde, solo con una intención, algo que antes jamás se le hubiera ocurrido, romper todos sus esquemas, romper la rutina, era viernes y la carretera estaba repleta pero el tráfico era fluido la música sonaba en el CD a un gran volumen en que solo tenía sitio la carretera y sus pensamientos, se veía desnuda, se veía suavemente dominada, se veía llena de gozo, era feliz como negarse a ello, no todo es dominar.


La proposición sonó extraña al principio, pero cuando pasaron los días y se iba acercando la fecha, ya solo tenía un objetivo en mente y no le costo tomar una decisión así que le llamo y no le molesto aceptar, al fin y al cabo la vida esta llena de pequeñas locuras y que más daba una más. Además ella lo deseaba tanto o más que él. Elena inicia tal vez un ascenso a lo sublime o tal vez una caída al infierno pero, sentir, anhelaba sentir, deseaba solo ser un átomo más, flotar en el cosmos, gozar, gemir en definitiva vivir. Ese era su único pensamiento y no importaba mucho que estuviera ya casada o no, ni tan siquiera importaba que sus hijos la miraran sonriendo desde la foto que tomaron el verano pasado y que ahora la observaba fría desde la guantera del coche.


Elena llega al hotel, al salir del coche toma aire pero al dar el primer paso nota que le temblaban las piernas, apenas podía mantener el ritmo constante de su respiración, solo tenía una fuerza ardiente que la hacía ir hacia delante, sin mirar atrás, Elena sintió el placer de desear aquello que no tienes, aquello que esta prohibido, aquello que más deseas es siempre aquello que quizás pueda salir o no salir bien, pero el riesgo lo era todo, su miedo, su valor, su pulso y la excitación que la hacia andar en ese momento. Elena mete la mano derecha en el bolsillo de su chaqueta y saca una llave con un número en el llavero el 373, es curioso es mi edad dividida... separada por mí numero de la suerte, puede ser un buen presagio, encerrando el llavero en el puño y cerrando los ojos se infunde valor diciendo en alto "Ahora sé que todo saldrá bien " y camina más decidida por el pasillo, mira su reloj y ve que es pronto. Él no ha llegado aún por la cara del conserje, sale al jardín exterior y llega a las habitaciones del patio, era un buen motel y recomendado por un buen amigo, ¿Quién sabe cuanta gente habrán pasado por aquí y a cuantos he llegado a conocer de otra manera? Una manera más social y laboral. Elena llega a la puerta y tras comprobar que coincide el número de la puerta con el de la llave entra en la habitación, esta bien aunque sonríe al ver espejos en toda la habitación, paredes y techos y no puede por menos en pensar en su amigo diciendo en alto ¿Qué clase de depravados hobbies tiene Ricardo?.


TODO SERA PERFECTO
Tras darse una ducha, viste su cuerpo con una prenda de fino satén blanco, sin blondas sin pedrería, sencilla y fría, solo vestida con aquella prenda y un encarnado carmín en los labios. Elena se sitúa sobre la cama dándose cuenta que el colchón es de agua, notando un vaivén aun más sensual, y de rodillas sobre la cama se venda los ojos con un pañuelo también de satén blanco.
Cuando él entra en la habitación, tiene ante sí una imagen mística del encuentro, ella sobre la cama indefensa con su cuerpo cubierto de blanco, dejando entrever por el frío el leve endurecimiento de sus senos y como con sus encarnados y brillantes labios le invitaban, atrayéndole como una abeja a saborear el polen que allí se encuentra, debe salir bien, ambos deben sentir el placer de lo prohibido, antes de mañana, cerrando sus ojos se dice a sí mismo; " mañana ya no podré, es nuestra única oportunidad".


Sin que ella lo vea, él desnuda del todo su cuerpo. Encima ya de la cama y detrás de ella. Elena nota que le tiene a su espalda porque esta muy pegado a ella y nota su respirar en su desnuda nuca, Elena inclina su cabeza hacia atrás dejando su cuello a merced de el cuando desliza su lengua desde la base de la cabeza de Elena bajando por el escote de su espalda, sin hablar, el placer hace que los endebles tirantes de la blanca y fría prenda caigan dejando al descubierto sus pechos que son conquistados por las grandes y cálidas manos que desde la cintura y por detrás avanzan hacia ellos cubriéndolos por completo, cada uno en una mano, él inicia un jugueteo con sus pulgares endureciendo los pezones de Elena la que solo y en respuesta a ello solo gime de placer.


Él con la mano izquierda, cubre ambos senos y mientras sigue devorando con su lengua ahora el lóbulo de la pequeña oreja derecha de ella, el como un estratega avanza con la mano derecha en una rápida incursión hacia la entrepierna de Elena donde él sigue tocándola, hasta notar que esta húmeda y gime al sentir la suavidad de sus labios inferiores carentes de vello, la prenda de satén yace como un circulo de pureza rodeando el pecado de Elena.


Elena se siente feliz siendo poseída por él, cuando él la tumba sobre la cama y le separa las piernas ella eleva sus brazos hacia arriba cuando él lleva su boca al encuentro de los temblorosos y suaves labios inferiores de ella necesitados de pasión, con ellos en su boca, inicia con su lengua un masaje hacia arriba y hacia abajo, sin pausa por su clítoris, y chupeteándole los labios que sin pelo son para él como de caramelo lamiendo y mordisqueándola haciendo que Elena jadee y salte El separa por un momento la boca de su manjar y sujetando la por la piernas evitando que con las convulsiones del primer orgasmo pueda cerrar su plato favorito dice en alto "Niña me gusta ese líquido que desprendes..." Él entonces lame con mas fuerza el sexo de su compañera y introduce su lengua blanda, húmeda, caliente y en el canal de la vagina de ella, bebiendo de ella, Elena eleva sus piernas dejándose comer a la par que el desciende desde sus rodillas hasta ascender sus manos recorriendo el cuerpo de ella apretando y amasando sus senos como meta, él nota como Elena gime cada vez más alto y con entrecortada respiración, excitándole más a seguir comiendo, no quiere parar, ella grita entra ahora fóllame, no queriendo que acabe ahí sube con su abrasadora lengua por la línea de su ombligo, abandonando su caramelo su dulce pubis llevando su boca implacable a la conquista de otros senderos en dirección a la garganta de Elena mordisqueándole todo su cuello, El se sitúa ante ella de rodillas cogiendo su pene, empieza a pasarlo, a rozar son el glande el sexo de Elena, a introducirlo suavemente. Ve que ella se da, se le ofrece y poniendo sus manos sobre ella la agarra de la cintura mientras la penetra muchas veces, haciendo que esta encorve su cintura para dejarle entrar más a dentro sintiendo su duro y vibrante encuentro mientras él succiona con vehemencia de sus pechos esos pezones desafiantemente erectos.


Elena exclama " más... dame más, deseo sentirte más", y él no para de entrar y salir sin apenas salir del todo, la humedad del pecado hace que la línea de flotación del colchón no pare de balancearse, cuando él para dejando ardiente y sola a Elena que abierta ante él nota como de nuevo con la lengua la visten y como le quita la venda poniéndosela él.


Elena inicia una succionadora aventura cubriendo de dulce saliva el miembro de él haciendo avanzar con ardientes dibujos en círculos la punta de su lengua por su dura piel, Elena llega hasta el glande y cubre el mismo con su boca en un suave y presionado avance, a la vez que con sus manos cubren el torso de él jugando con una mano por él y con la otra acaricia sus glúteos, Elena necesita dominarlo no desea su amor, solo desea el placer del riesgo, él mañana se casa y no lo probaré más, él mañana se marcha y no lo volveré a ver más y así ya no lo tendré jamás, entre mis labios no podré disfrutar de este momento en la realidad, solo en mis recuerdos en la profundidad de la oscuridad, al abrigo de la noche, cuando esta llegue fiel a mi encuentro, cuando Morfeo abra sus brazos allí, yo estaré con él, con mi secreto, mi pecado, mi prohibido placer.


Elena mientras pensaba succionaba presionándole con sus labios encarnados en carmín, con sus manos asciende por el interior de sus muslos haciendo que su boca deje su miembro liberado a la intemperie Elena arrastra su cuerpo sobre el de él haciendo lentamente se asiente sobre el, finalmente que sus labios inferiores cubran de húmedo calor el miembro antes abandonado, ella siente como entra fríamente cálido en ella que sobre él inclina su cuerpo perpendicularmente al suyo, poniendo las manos de él sobre sus senos, Elena empieza a moverse, rápidamente arriba y abajo, sabe que a él le gusta y que goza, le oye gritar; "Más... " Elena con las manos hacia atrás y con las puntas de sus dedos acaricia la piel de sus escrotos, haciendo que él salte como un caballo por domar, vistiéndose ambos con gritos y jadeos justo en el momento que brota de su pene ese liquido querido y esperado que al fin lleno de alegría sus caras.
Tras el apareamiento, él duerme plácidamente y Elena despierta entre sus brazos, con sus ojos cerrados piensa: en el estado de placentera ebriedad que sintieron y abriendo los ojos lleva su mirada sobre él y ve que también él, esta satisfecho pero... como cayendo de un sueño concluye... no debo quedarme. Yo no debo encapricharme de él, debo, si debo salir de aquí corriendo, dejándole atrás y sin volver la vista. Elena lame su boca y susurrándole dice, "no me olvides cielo, suéñame, imagíname como haré yo, cuando ya no estés."
Elena se viste con la ropa de ayer cubriendo su cuerpo con un suave perfume tras la rápida y tibia ducha y sale de la habitación, acariciando el dorado numero de la puerta con un beso, mientras paga al conserje le indica que le despierten a las 07:00 que él debe casarse, que no llegue tarde por mi culpa y con su coche marcha a la ciudad, debe ir a una boda, aunque solo sea a tomar unas copas a su salud y la de su esposa.
FIN

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