lunes, 25 de julio de 2011

Piel de Acero Negro




MONOTONÍA

En las semanas sucesivas hablaremos de la relación intrínseca de la invención de un Dios o dioses con el miedo humano a liberar sus temores- Una vez concluyó el profesor cerro su cuaderno de notas, recogió cuatro cosas y salió de clase disparada pues hoy era Miércoles y además, debía comprar fruta y verdura para la cena antes de ir a clase de Ikebana. Cogió su bici puso la bolsa con el cuaderno en la cestita rosa y marcho pedaleando en dirección al mercado, podía hacerlo en menos de 10 minutos, que era justo el tiempo que tenía Sara antes de su próxima cita en su agenda.



Entró en su minimalista apartamento, era un lugar libre de ataduras paredes de papel para dividir las estancias todo muy japonés hasta la marca de la cadena de música era japonesa que barata resulta esta decoración, unos cojines árabes e hindúes que rompían con color y un poco de folklore en el entorno, unas cortinas de lino que frenaban el paso de los rayos del sol y sobre todo paz, mucha paz.



Fuera en la terraza un bonsái de rosal que era su proyecto de jardinería, proyecto que llevaba a medias con una compañera de clase, que era más mayor, Elisa como así se llamaba siempre la divertía contándole las historias de su primo Miguel aunque la que mas le interesaba era cuando marcho al Nepal y abrazó el budismo para pensar en sí mismo y en un amor suyo que se suicidó.



Comió un poco de fruta mientras observaba sus peces entrando y saliendo de rocas y plantas en su acuario a la vez que escuchaba música en el equipo, ya era la hora y salió con el uniforme para repartir pizzas a domicilio, se puso el casco y cogió la moto de Raúl lo único que le quedó de su hermano y de su familia pues al final se quedo más bien sola, la muerte es así y nunca olvidara ese momento ni el odio profundo a volar que heredo en el accidente.



Llegó a la Pizzería y comenzó su reparto fueron dos horas de trabajo viendo niños contentos por la nueva cena y a veces tener que bajar a por cambió. No era un trabajo cómo a ella le hubiese gustado, pero le daba el dinero suficiente para sus gastos ya que lo demás estaba cubierto por la herencia y el dinero del seguro de accidente. Cuando acabo su jornada de reparto ayudo a la cocina a recoger limpiar y preparar las cosas para el día siguiente, eran la 24:30 cuando por fin entró en casa y tras darse una ducha de chorro se tumbó en el tatami y oyendo música se durmió hasta el día siguiente.



El despertador rompió la noche y Sara se incorporó de su tatami eran la 06:30 de la mañana pero debía hacer sus ejercicios eran como una coreografía lenta que le proporcionaba soltura en sus movimientos y seguridad a la hora de pensar. Se vistió y fue a clase. Hoy era Jueves y tocaba Mitología Griega era divertido oír las historias que se organizaban entre los diferentes dioses, ser Dios en Grecia era como vivir en un culebrón venezolano. Tras salir de clase fue directamente a comer algo y después a Ikebana que a bien se sentía haciendo que su pasión interior se materializara en adornos florales, hoy tenían clase doble pues todos debían preparar los adornos florales para una boda del barrio.



Volvió a casa a las 17:00 y estaba tan cansada que durmió hasta las 18:30 y empezó a trabajar con su ordenador en el trabajo de teología que debía presentar el Lunes así que una vez sentó las bases, lo dejo casi preparado para el Domingo. Salió de casa corriendo hacia la moto para realizar otra vez el reparto de las pizzas y tras una dura jornada de trabajo. Suspiro pues siempre era todo tan aburrido y previsible, pero haría lo que fuese por cambiarlo.



DIA DE CAZA



Volvió a casa pero con una nueva inyección de vida en ella ya que mañana no trabajaba y tampoco tenia clases ni de teología, ni de Ikebana, solo debía y siempre que quisiera volar en ala delta así que a la mañana siguiente cogió comida la puso en una mochila, marchando en la moto dirección a la montaña donde Julián, su monitor la esperaba con las alas ya preparadas y noto como él la recorría con la mirada cuando se ponía la ropa y se lanzaba en vuelo colina abajo. Sentía el aire rompiendo en su cara, como experimentaban las aves en vuelo y pensó en la envidia que se debió sentir Leonardo da Vinci viendo volar a los pájaros y tras un rato de dar vueltas bajó donde les esperaban con las furgonetas subió en el microbús a la montaña y cogiendo su moto marcha de allí. Sara debía cenar suave relajarse y vestirse para ir de caza.



Llego a su apartamento puso la música alta y tras comer ensalada hizo ejercicios para mantener la flexibilidad de su cuerpo tras pintarse un poco engominó su corto y negro pelo para endurecer sus facciones enfundo de piel negra su desnudo cuerpo con un mono ajustado haciendo que su figura tornara metálica y fría como el acero dejando escapar de la cremallera al exterior la parte superior de sus pechos el tacto del cuero sobre sus estilizada silueta hacía que cualquier hombre cayera rendido a su exigencias era una depredadora y hoy era día de caza.



Cogió su moto y yendo a 200 km./h por la autopista llevo su hambriento cuerpo a una discoteca de la costa, no encontró problema alguno para dejar la moto y el casco en el aparcamiento privado y para que la dejaran entrar al interior bebió un poco de zumo de piña frío y en la barra observo a la que podía ser su víctima. Era moreno, alto con una complexión y peso correctos la mirada gris azul un poco perdida pero estaba sólo aunque rodeado de chicas, pero ninguna especialmente cerca de él, así que inició su ritual de caza siempre previo al de apareamiento, sin dejar de mirar a su víctima a los ojos se dirigió a la pista para bailar con movimientos insinuantes a lo que él se percató de que realmente le miraba a él y decidió acercarse a esos profundos ojos negros que le invitaban a seguirla.



Se deslizó entre la gente hasta ella, iba a decirle algo cuando le tapo los labios con un cálido y húmedo beso sabor a piña y tras sorprenderle, dé la mano le saco de la pista hacia el exterior. En aquella discoteca había habitaciones que la gente alquilaba para liberar sus instintos y Sara tenia una suya propia hizo que el chico entrase en la habitación y se sentase atándole los pies y las manos sin fuerza en un sillón, conectó el hilo musical del interior y con el sonido también aparecieron fogonazos de luz blanca en el interior de la habitación estas se encendían y se apagaban cubriendo los movimientos de su cuerpo con luz al ritmo de la música de la discoteca e inició su ritual de apareamiento. Bajaba lentamente la cremallera del mono mientras jadeaba al ritmo de la música parecía una bailarina de desnudos y él creyó estar en un pase privado las luces solo le dejaba ver partes de su cuerpo y hacer que desease tocarlas, notaba que su cuerpo se endurecía y su respiración se entrecortaba, sencillamente la deseaba.



Ella acaba su desnudo delante de él cuando inició un avance con hambre voraz para desnudarle de toda atadura arrancándole toda su ropa y llevándolo de la mano le vuelve a atar pero esta vez en una especie de cama dura y suave donde ella bailaba. Desnuda de su piel de cuero y de rodillas ante él inició el toqueteo con sus manos subía y bajaba lentamente sus dedos por el interior y el exterior de sus peludas piernas hasta llegar a sus muslos donde paro para acercar su nariz y su lengua marcando con saliva su territorio al tiempo que con sus manos ceñía su cintura y moldeaba su torso con masajes cuando sus manos llegan a sus hombros su boca va por la cintura parando en el ombligo para dar sobre él un succionante beso, cuando su boca inicia en ascenso hacia su ausencia de pechos los de ella están en su vientre haciendo imposible otra cosa que no sea dejarse comer por ella, cuando por fin llega el momento de acoplar sus cuerpos él está tan necesitado de ello como ella. La boca de Sara estaba situada en el cuello y su sexo sobre el de él, Sara con sus manos desata las de él llevando estas hacia atrás entrando por fin en una fusión de lujuria, calor y placer con los ritmos del corazón a cien en una danza acompasada donde ella comía y el se dejaba comer.

Como tenia por costumbre una vez saciado su apetito abandonaba el cuerpo de sus víctimas dormidas, agotadas y vistiendo de nuevo su cuerpo en cuero negro marchaba en la moto a toda prisa para no volverles a ver. Llego saciada de sexo a su apartamento y dándose una ducha de chorro quedó tan relajada que durmió desnuda sobre su tatami.



A la mañana siguiente el sol entraba silencioso por poros de la cortina de lino hasta hacer que Sara despertase se pusiera su kimono y arreglara su rosal enano notaba que por fin llevaba en su interior lo que más deseaba un hijo y por un momento fue muy feliz. La puerta del apartamento se abrió y un joven alto moreno de ojos azules con matices grises entraba en la estancia se acercaba por detrás a Sara y le comenta - la verdad es que me encanta esta manera tuya de hacerlo conmigo cada viernes y espero que esta vez funcione y te quedes embarazada porque sino habrá que cambiar de aventura o de psicólogo.- Sara le responde –Julián que cosas tienes dándole un beso mientras se suelta el kimono.



FIN


Maydo Lopez 1996

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