lunes, 25 de julio de 2011

VIVIR Y NO SOÑAR





CARLA Y EL HASTIO


En mis sueños, escucho a veces su voz, la voz de alguien que conozco en la realidad. En esos momentos le siento cercano a mí, ya que en el fondo es siempre la imagen de un buen amigo, aunque he de decir que en la vida real jamás hemos experimentado nada de lo que mis sueños desvelan. Tal vez necesito una aventura. ¿Quién sabe? En fin; él solo es un amigo en la vida real pero... en sueños, siempre caigo en la tentación de imaginarme cosas, situaciones en las que salimos él y yo... cosas que en definitiva no son, que conscientemente sé que nunca se harán realidad y eso me da libertad de imaginar, de no quedar defraudada pero inconscientemente me dejo llevar oyendo música, cerrando mis ojos le oigo como en susurros, diciéndome: ... Pues me gustaría, poder tocarte, sentirte por todo mi cuerpo, empezaría a quitarte la camisa, los pantalones, al mismo tiempo que me comes con tus labios... y yo le desnudo, y contemplándole le amo sin reparo, sin medrar energías me dejo tomar, me dejo devorar... devorándole... Situaciones como la que soñé anoche David me sentí trasladada en una escena llena de morbo, el frío fuera en la calle, metidos en un cajero, ardientes, con sus labios en los míos, con su sexo en el mío y allí encima, sin sacar dinero solo gozamos de nosotros mismos, no sé si es realmente morboso mi sueño, a lo del cajero, me refiero, pero el placer de que te están grabando y que al día siguiente lo vea el vigilante de turno, es lo mejor de todo.


Doctor, perdón David ¿Es eso enfermedad mental? ¿Realmente estoy loca o solo un poco sola? Por tu cara veo que piensas como yo que de seguir así..., que tal vez sea peligroso, seguir soñando de esta manera o viviendo en escenas de películas y que tal vez sea mejor hacerlas realidad, pero voy a cumplir 31 años y siempre hago recuento de lo que ahora tengo y de lo que he sido. En estos días que preceden a mí cumpleaños, es entonces cuando veo si realmente ha valido la pena vivirlos o no.


El día que cumplí mi primer año, sople aquella vela con forma de vaquita, con los ojos bien abiertos de par en par, contemplando a mí alrededor con la avidez en la mirada de quien se quiere comer el mundo entero... y lo que no sabía inocente de mí, era lo que se me venía encima. Con el pasar del tiempo te vas dando cuenta, de quienes son realmente tus amigos y quienes son aquellos, que desean ser solamente unos conocidos, en honor a la verdad David, hay que decir que no se puede juzgar a la gente, por que aunque parezca que van en masas sin sentido, realmente van solos, son personas solitarias por muy bien acompañadas que estén. Nos enfrentamos al nacimiento solos y nos enfrentaremos a la muerte solos.

Y eso me hace pensar que por desgracia, la media de vida de mi familia viene siendo de unos 60 años y eso quiere decir, que ya he quemado la mitad de mi vida, pasando la mitad del tiempo intentando quedar bien y complacer a los demás. Pero creo que ahora tengo fuerzas, tras todos estos monólogos en tu consulta David... Sé que puedo decir ¡Se acabo! Y que de ahora en adelante, seré una mujer nueva. Ya estoy harta de ser yo la que haga el papel de tonta y de sufrir por que no me comprenden. Ahora llego por fin ese momento, el momento de que si no me entienden... Son solo ellos quienes se lo pierden.

Ricardo, Tú sabes David que Ricardo ha sido una lacra para mí, me puso el sello de propiedad el día de la boda y justamente en ese momento todo se terminó. He soportado tal vez demasiado o tal vez no, pero teniendo en cuenta que cada día de mi vida no ha sido precisamente un camino de rosas. Determino un nuevo pensamiento, una nueva manera de ver las cosas, yo no necesitaba ni necesito lujo, ni apariencias, maldita sea, David solo necesitaba que me quisiese, que me hubiera abrazado por las noches o que se hubiese preocupado más por mí. Desde luego podía prescindir de que me diera lecciones de comportamiento social, o de amor... amor dijo que yo no sabía que era el amor realmente... ¿Cómo puede saber él realmente lo que es el amor?... Él que nunca mas volvió a decirme te quiero... él que antepuso siempre a los demás. ¿Cómo podía saber lo que me convenía? Imponiéndome esa separación ¿Cómo demonios podía saber como me siento? Si en todo este tiempo no se ha dignado a quererme realmente, no sé, si sabrá algún día que el mismo día que yo le compraba un hermoso regalo por nuestro sexto aniversario él destrozó mi corazón diciéndome que ya no sentía nada por mí, desde luego que te digan que ya no te quieren David fue lo más duro ya que el maravilloso y perfecto mundo que te rodeaba y te hacía fuerte segundos antes, ahora se tambalea y se destruye estallando en millones de piezas de un puzzle, que sabes, ¡Maldita sea! Que ya no encajaran más, en ese momento David el cuerpo es solo un lastre que evita que el alma se te evapore con el ardor de sus palabras de desprecio. David lo peor viene después cuando sin tiempo a reaccionar empiezas a sentirte como en un accidente. Un accidente de tráfico donde te arrebatan alguien que acabas de ver y no puedes asimilar que a muerto, ya que aunque a Ricardo aún le quiero, me veo inválida, teniendo que reprimir mis deseos de tocarle por pensar que mi sola presencia le incomoda, que mi roce le hastía.


Durante un tiempo, un largo y sinuoso tiempo intentamos solucionarlo, si he de reconocer que lo intentamos. David aunque pusimos todos nuestros esfuerzos las dudas se nos comían y fue muy duro no saber nunca, sí... ahora sí, o sí... ahora no. Los preludios del acto sexual eran realmente una tortura ya que nunca sabia si debía corresponder o solo dejar que usase mi cuerpo como el de una prostituta o el de una muñeca hinchable casi sin sentir nada, nada más que dolor. Sacrificio estúpido con una única idea, la idea de que no se alejara de mí, de mi lado, la tensión no es buena consejera no relaja y siempre lleva a confusiones.

David en días como hoy, una llega a pensar que nunca será feliz y aunque mi cuerpo y mi alma aún vayan juntas parecen que siguen caminos distintos, ya que últimamente tengo la mente en otro sitio. Yo necesito a alguien que no tenga miedo a vivir que sienta orgullo de lo bueno y de lo malo, de las canas y de los kilos de más que te da el tiempo, que sepa amar lo que se lleva dentro, tener confianza en uno mismo es tener confianza en el otro. Saber envejecer juntos, ese es el secreto... es amar realmente. Un cuerpo arrugado es hermoso si hay seguridad y amor en su interior. Y solo hay seguridad en el interior si los cimientos de la relación son forjados en la confianza ciega.


Por eso, hoy me voy, David perdóname más que una sesión venía a despedirme con este último monólogo. No sé aún si para siempre o no, pero lo que sí sé, es que hago bien, doctor, David amigo sé que si vuelvo algún día no seré la misma. Hay que tener en cuenta que ya que como ya no sé decirle a él las cosas, sin enfrentarnos, sin pelearnos, cada vez que he expresado mi opinión por algún aspecto de mi vida o la manera que él tiene de ser, él corresponde poniéndose en mí contra durante muchos días y haciéndome pagar con arrogancia tal atrevimiento, así que hoy tomó la determinación de dejarle, cortar por lo sano. BORRON Y CUENTA NUEVA.


David te agradezco la confianza que has depositado en mí, no ejerciendo solamente de simple médico sino que sencillamente hayas sido un amigo, que sin darme ningún tipo de consejo, hayas dejado que yo misma oyendo mis palabras llegue a tomar una decisión trascendental por otro lado, la más trascendental de mi vida, y que llegue a tener el valor y la determinación de tomar las riendas en este camino lleno de aguas turbulentas, deseando dejarme llevar por ellas a alguna orilla lejos de mi vida anterior y poder ser yo finalmente. Ahora entiendo a Scarlett O’hara en "Lo que el viento de llevó" ella se renueva, se llena de nuevas energías, cada vez que algo la hunde, ella sale a flote con ganas de luchar y salir adelante.


Me despedí de David y salí de la consulta blandiendo en el aire la revista de viajes exóticos, que cogí antes de la sala de espera, fuera de la consulta del doctor, abro la revista y allí ante mí nace un destino, que renueva mi joven y creciente esperanza. Cuando llegué a casa hice como en tantas ocasiones deshice aquellas viejas maletas, que hoy era una tarea que realizaba con una rapidez y una seguridad que daba alas a mi creciente valor.


Más tarde cogí un taxi al aeropuerto y de allí un avión a Sydney y desde mi destino, iré a alguna isla cercana a Vanuatu conocida o no, por encima del trópico de Capricornio, sólo Dios sabe como deseo perderme en un sitio así, le explicaré en una tarjeta postal que el sueño terminó y que era lo mejor que podíamos hacer los dos con nuestras desdichadas vidas y poniendo un sello en la tarjeta sellaré ésta relación maldita, para siempre.


Tras unas eternas horas de vuelos y degustación de la comida de los aviones llegue a Sydney y enlazando con otro vuelo Chárter llegue a Vanuatu, tal vez pase aquí algunos días. Si las tormentas de polvo y lo ciclones, me lo permiten, me gustaría practicar submarinismo y pasear bajo esas cálidas aguas con los peces amarillos y ver esa fauna llena de bellos y vivos colores.


Tras dejar la postal en recepción para que la enviasen lo antes posible, postal que delimitó el final de su vida en común, escribiendo bajo el sello solo tres letras, R.I.P., Carla sube a su habitación enfundando su cuerpo en un bañador que antaño lucia junto con su esbelta figura la hermosura de una juventud que ingratamente la había abandonado, pero que ahora con los años y los kilitos de más, daban solo un triste reflejo en el espejo, reflejo que hoy y ahora la hacía más daño que nunca, pero no se hundió, se puso anudado en la cadera, un pareo que compró en el aeropuerto con un fondo verde turquesa y con ranúnculos de color blanco que flotando por toda la superficie del vaporoso y delicado pañuelo daban la sensación de camuflar aquella fealdad de su vejez con un jovial toque de verano. Carla se colocó un sombrero de paja en la cabeza y se dispuso para una maravillosa mañana en la que podría nadar y tomar el sol, en la piscina del hotel.


La gente era tan sencilla y tan cordial, que hicieron que me sintiera en poco tiempo muy a gusto allí, y eso me hizo caer en la cuenta de aquello que yo pensaba siempre de pequeña, que yo había nacido para vivir en otro lugar, en otro siglo o tal vez a mil años luz de dónde vivía. Yo no sé, si la persona que esta en la piscina, dedica también horas de su vida a pensar, como lo hago yo o si... ahora tal vez piense en su familia o en comprar acciones de una compañía petrolífera, o si la mujer que tengo al lado puede que sea feliz o no.

¿Por qué? Dedico tanto tiempo a pensar tanto, ¿Me gusta oír mis propios pensamientos? Debe ser porque nadie me escuchaba en casa, allí yo aprendí a estar sola, a escucharme y a quererme, oír a tu pareja que le gustaba cuando callaba por que era como si estuviera ausente, era lo que me hacía quererme más y al oír mis pensamientos era como estar en buena compañía. Allí yo era como un cero a la izquierda un número que saben que existe pero que su existencia es molesta o ignorada, la verdad de todo estaba dentro de mí y mis pensamientos me estaban haciendo de consejero, afortunadamente mi forma de razonar me evita tener que ir habitualmente al psicólogo, aunque haya tenido que ir finalmente, pobre David estudió psicología pero yo era más amiga suya que paciente. Apenas dejé que me diera su opinión, siempre era yo, quién hablaba, debo reconocer que oírme en voz alta me ayudo, y bastante dinero ya he perdido con los psicólogos, sobre todo con el de Ricardo.

Valiente Psicólogo tiene Ricardo, que tras una sesión hipnótica, no se le ocurre mejor solución que recomendarle un cambio de vida, de hábitos, de pareja, de trabajo, él nada más y nada menos, quien debía de cambiar era yo, le facilité la tarea marchándome yo. Descansa en paz Ricardo, conmigo o con otra, tarde o temprano volverás a estar igual.

En otro lugar...
TOMAS, Y SUS VACACIONES


• Bien hoy hace una maravillosa mañana en la que por fin llegaron las vacaciones ya empezaba a sentirme un poco harto de llevar a los demás creo que me merezco un respiro. Dijo Tomás, saliendo con su maleta recién hecha y poniendo sus pies rumbo al taxi que le esperaba junto al portal de su casa,
• ¿Julián pero que haces llevando un taxi?- Dijo Tomas.
• Pues ya ves. He de ganar más dinero para mantener a mi futuro hijo. - Dijo Julián.
• Enhorabuena ya era tocaba y dime ¿Cómo está tu mujer Sara? ¿Estás casado ya con ella?- le comento Tomas.
• No el matrimonio no va con nosotros. ¿Y tú que te cuentas? – Afirmo Julián
• ¿Y tú otra vez de viaje?- pregunto Julián al ver las maletas
• Yo me voy de vacaciones por fin yo solo sin los turistas pegados a mi espalda como lapas. –Dijo con una sonrisa muy luminosa, como descargando con ella todo el estrés acumulado de esos viajes.


Una vez en el avión rumbo a Nueva Guinea pensó en sus planes y en descansar, en coger en Nueva Guinea el barco a su dulce Vanuatu, toda la noche echo una cabezada mientras se relajaba escuchando a Enya cantar en su discman, pues le esperaban muchas horas de vuelo así que empezó a hacer recuento de sus ahorros del tiempo que podía realmente estar de vacaciones, y que seguramente le pediría excursiones esporádicas a Santiago para cubrir gastillos que puedan surgir en estos quince días. Saco un libro de pasatiempos y paso casi todo el viaje haciendo crucigramas y sopas de letras hasta que se quedó dormido.


Tomás mientras descansaba pensaba abordo del avión que le llevaba a la isla que éste sería el último año que por fin su bisabuelo descansaría en paz con el sueño de toda su familia completado pero aunque llevase una vida viajera y llena de buenos conocidos la verdad es que solo tengo ese trozo de tierra, nadie me esperaba en mi piso pues de tanto ahorrar me convertí sin darme cuenta en una persona solitaria ya que no iba a ningún sitio pero Akiro es diferente es un buen hombre y me siento orgulloso de haberle conocido quiso invertir en esto y la verdad es que su dinero y sus conocimientos vinieron muy bien a la hora de realizar el sueño del bisabuelo, le fue tan fácil interpretar sus viejos diseños del bisabuelo que dándoles un aire futurista y ecológico lo convirtió en su proyecto de final de carrera. Akiro me dice en este telegrama que este verano no vendrá, que desea trabajar en el muelle de su tío en Okinawa un diseño nuevo pero que vendrá en Navidades para los preparativos de la inauguración de la isla y para el consejo de administración, estaremos los cuatro implicados, la cadena hotelera al que el complejo será adscrito, yo como dueño del complejo, Akiro como socio fundador y diseñador ejecutivo y el ministro de información y turismo de Nueva Guinea. Solo espero que los papeleos para los permisos no sean un problema y podamos convencer al banco acreedor de doblar la oferta y apostar por nosotros.


Una vez que el avión tomó tierra. Tomás cogió un taxi y llego a la puerta del hotel. El hotel de su amigo era un hotel de primera línea y siendo creado bajo unos de los diseños mas fríos de este siglo en un entorno tan cálido y acogedor como era aquel lugar poseía en la entrada una cristalera en forma de pirámide con tres puerta giratorias y un estanque con peces y plantas en el interior del vestíbulo, enfrente tenía el mostrador y allí estaba Santiago su risueño colega de juergas a su derecha otra enorme cristalera que daba a la piscina y los ascensores trasparentes que subían y bajaban por la columnas de las paredes. Cuando una de las puertas del ascensor se abría y entonces la vio era diferente a las demás no llamaba mucho la atención y eso la hacía más singular, observó como esta se dirigía de la piscina moviendo su cuerpo bajo el vaporoso pareo con una mirada llena de luz y triste a la vez al hotel al tiempo que Tomás se dirigía a la recepción.
• Santiago el gerente le comentó Tomás - por fin de huésped tantas veces trayendo y llevándote gente que cualquiera diría que siempre estás de vacaciones.


• Santiago- dijo Tomás tras un largo instante contemplativo a la chica expresa- estoy reventado de tanto cumplir caprichitos de turista aunque debo reconocer que aquella mujer me ha llamado la atención, claro que por alguien así bien que puedo romper la regla que no relacionarme con las turistas siempre le puedo enseñar la isla y todos sus escondites más hermosos, Santiago ¿Dime quién es?,- Pregunto Tomas aun sabiendo que no obtendría una respuesta de su colega, ya que eso invalida la norma de privacidad de datos de los huéspedes

• Tomás- dijo Santiago -, coge la habitación 216 te gustará - ¿Cómo puedes decir que la 216 me gustará si sabes que el segundo piso no me gustó nunca?- Replicó Tomás
• Pues créeme que esta vez te gustará.- Santiago insistió-
• Bueno ¿Tú sabrás? – Tomas pensó mientras entraba en el ascensor - seguro que me da la única habitación disponible en el hotel.


Aquí esta la 216, bueno es una habitación como las demás la verdad es que las habitaciones de hotel son clónicas, vista una vistas todas, a que se referiría Santiago cuando comentó que esta habitación, seguro que me gustaría era en resumen una habitación con dos camas un armario enfrente un aparato de televisión con un vídeo incorporado y dicho esto subió los tres escalones salió a la terraza y asomándose en la baranda de la misma, entendió el favor que el sinvergüenza de Santiago le había hecho, tenía la habitación justo enfrente de la suya, viéndola así con todo lujo de detalles desde la terraza y como ella tenía la puerta de la misma abierta no se dio cuenta que mientras se disponía a entrar en la ducha alguien la estaba observando, Tomás sintió un poco de pudor al sentirse como un mirón. Pero reconoció que la chica no estaba del todo tan mal tenía algo especial, y sé sintió muy atraído por ella, empezó a sentirse un poco viejo verde y entró en su habitación a cambiarse de ropa y también darse una ducha, en su caso bien fría, ya que empezó a notar que la naturaleza de sus chafardeos le endurecían algo más que el simple carácter.


En la 115, todo hacía pensar que las vacaciones iban a ser un poco esa escapada que a ella tanta falta le estaba haciendo. La verdad es que su relación no había sido lo más hermoso que una llega a imaginarse, una se enamora en la juventud y un día descubre que eran tan jóvenes que cuando maduraron vieron las cosas diferentes tan diferentes que nunca más se volvieron a decir te quiero, ni aunque hubiese sido mentira, por una sola vez, no hubo gritos, no hubo lagrimas por que nunca hubo nada realmente, solo deseaban que sonara el despertador para poder liberarse en el trabajo, dónde realmente habían hecho sus respectivas amistades, o ver su serie favorita en la tele soñar y soñar; sin embargo ahora se encontraba con treinta y un años, sin haber vivido nada. Se coloco unas mallas y una blusa larga de verano y se dispuso a bajar al comedor para cenar al fin y al cabo hoy era su cumpleaños.


CENANDO, CARLA CUMPLE UN AÑO MÁS

En la 216, Tomás ya lo tenía todo organizado y tras esa ducha fría veía las cosas de manera diferente. Y bajó dispuesto a descansar en los días sucesivos, pero el destino les obligo a cruzarse, pues no había otra mesa disponible en la terraza del restaurante.


La vio sentada junto al borde de la terraza, el día era especialmente azul y hacía que resaltase ella con todo su esplendor, él sentía que debían tener algo en común. Ya que estaba impaciente por sentarse allí junto a ella. En el comedor una sonrisa rompió, el hielo...,


• ¿Está ocupada?- preguntó Tomás a su compañera de mesa mientras señalaba la silla de la misma y Carla le contesto con un gesto que no, y Tomás se sentó y presentándose primero.
• Soy Tomás Elizalde y ¿Usted es?... dijo Tomás dejando que su compañera de mesa contestar...
• Carla Gayarre –respondió Carla sonriendo, no dijo nada más
• ¿Estás de vacaciones?- volvió a preguntar Tomás.


• No. Yo viajo para olvidar. ¿Y usted?,- dijo Carla para cambiar de tema de alguna manera. Aunque ciertamente viajaba para olvidar Tanto a Ricardo como a sus fantasías con su amigo... ciertamente necesitaba olvidar.

• Si- respondió él sin poder quitar los ojos de los de ella, le explico como había llegado al hotel y que no era la primera vez que venía aunque si la primera que no trabaja, pues su trabajo era ser guía turístico.


A todo esto Tomás observaba la forma de separar los alimentos de Carla y la obsesión del orden en el ritual de cortar la ensalada, el pescado en fin todo en trozos muy pequeños. Debía de ser una mujer meticulosa con muchos problemas hasta el punto de ordenar y clasificar por orden los bocados, cosa que le atraía a ser más aventurero con ella pero que le daba un poco de respeto, no sabía si ella era así por su pasado o sencillamente por la incomodidad que le pudiera causar su presencia. Carla observaba también en los silencios que aunque Tomás llevaba ya unos vasos de más seguía dándole tres vueltas a vaso antes de beber su contenido, y tubo esa sensación que siempre la acompañaba, esa que siempre notaba, en la que su presencia solía incomodar a las personas que se atrevían a cruzar palabras con ella, pero también es verdad que le era más fácil ser amiga de un hombre que de una mujer, tal vez por su forma de estructurar sus prioridades, o la frialdad con la que encubría sus sentimientos.

Tras hablar del tiempo, de las facilidades de la agencia para contratar el vuelo y los regalos por pagarlo en poco tiempo. Cuando el tema de conversación llegó al final coincidió con el cierre del comedor y los camareros procedieron a vaciar las mesas del centro y montaron una especie de sala de baile.


Llegado ese punto, los ojos de Carla esquivaban los de Tomás ya no había mesa dónde esconderse, ni plato dónde refugiarse, y empezó a decirse mentalmente; reconócelo Carla estás sola con él, si hay más gente pero realmente es la única persona que no solo ha hablado conmigo si no que además me gusta un poco y también es suerte que hablemos la misma lengua, ¡Que diablos... todo es atreverse! Tomaremos unas copas y bailaremos, debo relajarme. Bailar, bailamos, más tarde fuimos a otra sala a tomar algo, la verdad es que nos lo pasamos muy bien, tanto como ya no recordaba.


Tomás se sentía un poco más alegre de lo normal, y mientras subía con Carla en el ascensor entre risas y tonterías vio una imagen de una mujer feliz, una chica con un cuerpo aún deseable y con unos labios dulcemente húmedos y aun suavemente carnosos y perfilados, bajo el carmín de tono ocre natural, que cubría su piel, no podía Tomás dejar de mirar esos labios y como en un impulso se acerco a ellos y la beso en el ascensor, solo un suave roce, el pulso acelerado, la respiración entrecortada y mientras ella dándole un abrazo, le susurra algo al oído para frenar su impulsos, un súbito desmayo por la borrachera y el agotamiento del viaje hace que Tomás quede apoyado en su hombro.

Así cuando Tomás se le quedó en los brazos casi adormilado, Carla no sabía dónde llevarle, en la conversación no salió el tema de que habitación tenían cada uno de ellos. Carla sabía que no estaba bien visto pero que demonios estaban en otro país y a quien le importa, en su habitación había dos camas juntas.

Entro en la 115 y tirándole sobre la cama tubo el placer y a la vez calvario de desnudarle, metiéndole después en una de ellas, se desnudó sin esconderse, pero sin mirarle y se dispuso a meterse en su cama pero no podía olvidar esa espalda cuando le quito la camisa ni la complexión de su cuerpo cuando le quito los pantalones, y sintió vergüenza de su figura desdeñada por el tiempo y el olvido. Y llorando se durmió, pensando que si se fijó tanto en el cuerpo de él es porque ella también necesitaba cama, pero de otra clase.


COMO UN ROMPEHIELOS


A la mañana siguiente en la 115, entraba un sol magnifico y desafiante, a través de las nubes por la terraza y Tomás al ver en que estado estaba y sin recordar nada, bueno decir nada, era decir mucho, pero vio a la chica al durmiendo al lado de su cama y le pareció sencillamente preciosa, pero un atisbo de realidad le despertó y llegó a preguntarse que hacía allí dentro en la misma habitación de hotel que ella si no habían hecho nada o eso era lo último que él recordaba, pero pensó que tarde o temprano se enteraría, y se quedó mirándola un buen rato.


El despertador de ella rompió el idílico momento y Tomás decidió hacerse el dormido para ver como reaccionaba ella. Carla se levantó sin hacer apenas ruido, para darse una ducha, noto como el agua avanzaba cálidamente por la espalda y entre sus senos haciendo que estos jugaran a excitarse con pensar que él dormía ahí cerca, ahí al lado, tenía un extraño en la cama.

Ella que nunca engañó a Ricardo, que tubo sus fantasías, si, pero eran solo eso, fantasías, sus fantasías, si Pili me viera podía decir dos cosas... ¿Qué hago? Que no lo hago con el cuerpo de ahí dentro o sencillamente un ¡Estas loca!, Aunque nunca sabría si mi locura provenía del verbo hacer o el de no hacer, cuando salió vio que seguía dormido y procedió a vestirse, se puso un bañador y le preguntó sentada en su cama si quería ir a la piscina con ella.


Tomás abrió primero un ojo y después el otro a la par que pensó en gastarle una broma PARA ROMPER EL HIELO, y soltando un grito hizo ver que se sorprendía de estar en esa habitación con cara de asustado miro su cuerpo y vio que no llevaba ropa y fingió tartamudeando estupor ante aquella escena. Ella le contestó gritando, más que él que debió dejarle en recepción cuando se quedó frito por el sueño. Y dando un portazo salió de la habitación. Carla no estaba dispuesta a soportar más situaciones de esa índole, ni soportar a más hombres que cambiaran tan fácilmente de parecer. Así que endureciendo la mirada ya no le vio igual que antes y dijo en alto y aunque el no acertó a entenderlo capto el mensaje Eso era un No, un no definitivo.


Tomás comprendió que se había pasado con ella, saltó de la cama dónde estaba de pie luchando por su virtud y salió por la puerta tras ella hasta el ascensor, consiguió atraparla cuando las puertas se cerraban, y poniendo su mano en la parada de puertas le pidió perdón, diciendo...

• Lo siento.... Quiero que sepas que me encantaría ir a donde fuera contigo, que me siento muy bien junto a ti es como si ya nos conociésemos, no tienes la sensación de que esta relación es como si ya la hubiéramos vivido.- Tras lo dicho se fijó la cara que ponía Carla mientras se encogía de risa, mirándole de la cabeza a los pies.


• Jovencita - dijo la anciana de cabello blanco con collar de perlas negras en el cuello que tenia Carla a su lado y que no perdía detalle de lo que sucedía - un hombre dotado con tan buenas mañanas no debes dejarle escapar. Tras lo dicho Carla soltó su pelo con el pañuelo de seda naranja que tenia y se lo dio a Tomás para que se cubriera al tiempo que entre risas le comentaba que le esperaba en la piscina.


El pobre Tomás que acababa de descubrir porque sentía un poco de fresco en el pasillo, y dando un tierno guiño a Carla dejo que las puertas del ascensor se cerraran y en vez de taparse con el pañuelo se lo puso en el cuello y caminó como un Lord inglés hacia la puerta de la habitación, para expectación de un niño de unos cuatro años que empezó a mofarse de Tomás mientras este hacia ver que no encontraba la llave de la puerta en los bolsillos de sus pantalones inexistentes. La mujer de la limpieza que le conocía de otros veranos, le abrió la puerta con la llave maestra no sin dejar de reír pues lo vio todo desde el final del pasillo.


Tomás una vez en la 115 respiró hondo, se puso la ropa que llevó la noche anterior y ya con su llave se marchó a su habitación un piso más arriba, se dio una ducha y se puso un bañador y bajo a la piscina del hotel. Fuera en el pasillo tubo Tomás que soportar las risas del mismo niño de antes, ahora con su hermano, pero sin prestar atención fue silbando al ascensor para ir a la piscina, cuando paso al lado de recepción Santiago no pudo evitar sonreír lo que le valió para un toallazo que le propino Tomás en su paso hacia la piscina.

Por fin en la piscina evitó las miradas de un grupo de ancianas que estaban cuchicheando en la barra del bar sin dejar de mirarle de cintura para abajo, diciendo – Señoras, muy buenos días. - y al camarero - Dos zumos y un agua por favor. Mientras buscaba a Carla que estaba tumbada en una a hamaca junto al agua. Se acerco a ella y se rieron los dos cuando recordaban lo acontecido en el ascensor del hotel.


Pasaron una deliciosa mañana en la que él le comentaba a que se dedicaba y como solía divertirse cuando trabajaba trayendo y llevando turistas, era un trabajo duro pero tenias la satisfacción de que todos solían que dar muy contentos y así podrían volver a repetir el viaje, y con el tiempo, conseguir realizar su sueño y tener su propio hotel para el que ya le faltaban solo los permisos legales y decidirse, ya que los terrenos ya eran suyos pues los heredó de su bisabuelo pero estaban un poco entrampados, así que también eran un poco del banco.

Por lo demás mucha ilusión y trabajo, le contó su sueño un pequeño complejo turístico donde jugaban la imaginación y la libertad para personas hartas del trabajo en oficina que quieran correr aventuras y olvidarse de la civilización los teléfonos móviles y los televisores, solo la música de la naturaleza en directo y toda una isla para ellos solos.


• Los ojos de Carla se abrieron de par en par y le comento – por un sitio así yo firmaba sin pensármelo, ¿está muy lejos ese lugar?


• A lo que Tomás contesto – Estoy pensando que podríamos ir esta tarde, está a una hora de aquí y tengo una cabaña con todo lo necesario para pasar unos días, podríamos pasar la noche allí y volver mañana o cuando tu quieras y así tendrías mi sueño y quien sabe si también el tuyo en la palma de la mano.


Tomás descubrió que era lo tenía algo en común con Carla es la primera mujer que conozco que no le importa demasiado las comodidades que ofrece la isla para instintivamente apuntarse a vivir en ella. Carla debía de ser suya, era la persona con la que debía compartir su vida, su aventura, ojala venga conmigo mañana.


LA EXCURSION


Fueron a comer a mediodía, y a las cuatro con una bolsa de viaje con comida del hotel y la motora del hotel donde estaban hospedados se dirigió a una pequeña isla al lado de Vanuatu, Carla desde la lancha ve el Paraíso ante sí... La isla era como un documental de Nacional Geographics o del Jacques Cousteau, literalmente era una explosión de vivos colores, era como una guerra privada entre los tonos verdes llenos de matices amarillos y negros que luchaban entre ellos por ver quien destacaba más y los azules que las bien delimitadas profundidades nos regalaban con la variedad existente que había entre el tono oscuro y frío de la inmensa fosa al cálido turquesa de la orilla que solo rompía el color blanco con creciente y reverberante espuma del agua lamiendo la arena mientras deja escapar un susurro a su paso como invitándote ha dormir.

Tras el viaje, llegaron a esa isla que sin nombre su abuelo llamó Santo Lugar y que a su complejo hotelero le llamaban Robinsón, al que no le faltaban ni plátanos ni cocoteros, ni tan si quiera una fauna autóctona de mosquitos, Carla intentó ver el sueño de Tomás pero no logro ver más que un embarcadero viejo donde amarró la motora, con tres o cuatro cuervos peleándose por lo que dejaron en la cubierta de la lancha. Mientras que a Tomás le brillaban los ojos de una manera muy especial y todo en él era entusiasmo contándole como su bisabuelo tras el hundimiento del mercante donde trabajaba fue a parar a esta isla y como descubrió la manera de sobrevivir en ella, respetando la naturaleza y así ella te respetara siempre y como una vez enamorado de ella. Cuando fue rescatado hizo todo lo posible por comprarla pero fue jugándosela al póquer cuando la gano, la isla, y el atolón, ganándose también con ellas la amistad del gobernador de Nueva Guinea en las I. Salomón.


Bajaron con la mochila en la espalda y caminaron hacia el interior, donde estaban situados unos árboles que gracias a sus bolsas naturales de agua en las raíces, las trepadoras y los helechos cubrían de un fondo verde los cimientos de los árboles donde resaltaban el color de los Ranúnculos y las Orquídeas. Tomás le señaló hacia arriba y Carla vio un sueño hecho realidad, casas en lo alto de los arboles que original y autentico era sencillamente genial vivir unos días en plena naturaleza sin pudor en la piscina por como debas ir o como tengas el cuerpo, ni discoteca ausencia total de ruidos humanos. Solo Naturaleza y Libertad para pensar, y Comenzó a interrogar a Tomás


• ¿La higiene? Es muy importante y te la exigirán por los permisos. – A lo que Tomás contestó.
• Está todo previsto, es cosa de mi socio Akiro, es un diseñador japonés amigo mío Akiro que se interesó desde el primer momento en el proyecto y en tan solo cuatro años diseñó y dio forma al sueño de toda una generación. Pusimos un tipo de baño en todas las chozas, no imposible de mantener en las mismas, eso sí no pueden ser mas de diez, debemos ser respetuosos con el entorno y conservar el ecosistema de la isla, piensa que en invierno también vendrán turistas y aunque no hace el frío al que está acostumbrado, hemos preparado unos troncos de árboles artificiales con canalización de agua al lado del original que sujeta la casa, un sistema de ascensores generado por el gas metano natural de esta isla y la combustión de basura, así como los techos de la misma son de paja más células fotoeléctricas que recogen la energía solar y la traducen en confort.


Subamos a la suite Fiji, - viendo la cara de ilusión de Carla, que veía a Tomás como un Capitán Nemo rodeado de misterios y de ciencia, noto como éste la cogió de la mano y subieron a la choza, diciéndole...


• Esto es fantástico tiene cocina, ducha con agua caliente y wc. Tiene terraza y farolillos de gas, anda las camas son hamacas, - contestó Tomás,-
• bueno todas las habitaciones tienen hamacas, farolillos y camas grandes y confortables.- y dándole a una cuerda, una falsa pared se convirtió en una cama bastante cómoda, elemento domestico que es el único que no tiene algo que estuviera hecho con fibras autóctonas, era sencillamente un buen colchón, y viendo la cara de Carla por la sorpresa exclamo Tomás - bueno no hay que decir adiós a todo lo que el progreso nos ofrece también tenemos unas maravillosas vistas.


Miraron como todas las casas estaban comunicadas con puentes colgantes, vieron el mar y un pequeño Atolón, sitio que Tomás comentó que visitarían, Tomás la denomino buque insignia del complejo Robinsón y era la isla Crusoe para el que quiera estar una semana en soledad sin nada más que una naturaleza llena de recursos, dejaron la Mochila con la comida en la cocina, bajaron por las escaleras de caracol que rodeaban el tronco y de la mano llevó corriendo a Carla por la derecha del complejo hasta un lago natural con incluso una cabaña en un árbol central, sin ninguna mejora tecnológica, pero es exactamente igual a las demás.


• Tomás dijo entonces -. Bueno este es el sueño de mi bisabuelo, y en fin de toda mi familia, hemos luchado por hacer realidad, toda la Isla esta entrampada porque cuesta dinero salir adelante sin hacer daño a la naturaleza, solo faltan cuatro papeles y que el Banco me conceda una confirmación del crédito, no sé como convencerles, yo tengo ahorrado un dinero extra con mi trabajo diario, - Carla le miró y le dijo
• Invítales una semana al complejo, ¿el servicio? – Tomás comentó-
• Solo 4 personas son suficientes podría pedirle prestado tres personas del hotel donde Santiago es gerente, digamos que es un anexo, solo para gente desesperada o que deseen vivir una aventura o sencillamente olvidar sus monótonas ó estresantes vidas. Bueno ya es tarde pasaremos la noche aquí y mañana te enseñare Crusoe.


Carla miró a Tomás como se dirigía ha otra cabaña y dejó que se instalase en la suite Fiji y él se instaló en la Maui que estaba en el tronco de enfrente. Empezó a anochecer y una hermosa luna llena hacía brillar de manera especial el lago pero el calor era agobiante y se metió en la ducha mientras tanto Tomás entraba en la cabaña de Carla y le comentó...


• Carla ya que la función de esta isla es hacer realidad los deseos y fantasías de la gente por que no nos bañamos en el lago de noche. Carla le miro a los ojos sorprendida pues estaba dándose una ducha en ese momento y no sabia que hacer con tan pocas manos una con el champú y la otra en el pelo.


A lo que Tomás decidió por ella, la saco de la ducha le puso sus zapatillas y le echo una toalla para el pelo, bajaron por una cuerda que hacía contrapeso a un montacargas y corrieron por el camino hasta llegar al río en todo ese trayecto Tomás no dejaba de comentarle lo hermoso del paisaje y la flora nocturna que se hubieran perdido si no se le hubiese ocurrido sacarla de la cabaña y Carla mas sorprendida que antes no entendía como no se había dado cuenta Tomás de que estaba completamente desnuda y no cesaba de mirar alrededor por si alguien pudiera verles, pero siendo consciente de su imposibilidad siguió adelante, cogida de la mano de Tomás. Una vez en la orilla del lago Tomás se quitó toda la ropa que llevaba y mirando a Carla le dijo...


• No querías refrescarte, pues al agua nena - y cogiéndola en brazos la tiró al agua y se tiró él también. Rieron y jugaron como críos, nadaron hasta la cabaña central y allí cenaron fruta y algún bocadillo que Tomás trajo en una balsa antes de decirle nada.


Sé observaron durante unos instantes de silencio en ese momento cuando todo gira a su alrededor empieza a correr una brisa fresca vistiendo sus cuerpos únicamente con la compañía de los peces y de las estrellas. Tomás bajo ese escenario nota que la naturaleza les arrastraba y agarra de la cintura a Carla, acercándola hacia él con seguridad y dulzura, subiendo sus manos por su espalda, hasta su cabeza liberando a esta de tensión introduciendo sus dedos entre su cabello al tiempo que inclinándole la misma acerca sus labios a los suyos terminando el beso inacabado del ascensor, sigue besándola desarmándola mientras chupetea con sus labios el cuello. Los brazos de Carla rodean el cuello de Tomás, sus desnudos senos reaccionaran liberándose de la ley de la gravedad endureciéndose sus pezones cuando también sus sexos se rozaban. Tomás avanza con su boca por el canal de sus pechos hasta encontrarse con el monte de Venus donde empieza a mordisquear haciendo que Carla gima de desesperación o de impaciencia, al sentir el calor que genera la boca de Tomás, sintiéndose muy húmeda después de tanto tiempo, la respiración se le aceleraba y su pulso ya solo necesitaba solamente un movimiento de su compañero, una partida donde ya solo era posible el avance en forma de incursión o invasión por parte de Tomás.


La necesidad hizo que con la debilidad del placer deslizaran sus cuerpos, con la espalda de Carla contra el suelo del porche y que como dos ciegos moldeándose para conocerse mejor, con cada movimiento acompasado de Tomas sobre ella, Carla iba ganando confianza en si misma, cada vez que ella jadeaba él le succionaba los pechos y entraba en su interior Carla no querían parar, Carla necesitaba más y tras un rato de resistencia. Una vez en el suelo, Carla excitada deja que Tomás saboree todo su interior, sin saber y sin tener la seguridad de que todo saldrá bien, no puede evitar el pensar que si Tomás no es quien dice ser sino un loco fugado, o quien sabe quien pero debo reconocer que me esta dando mucho placer, siento el roce de su lengua en mi, en mi clítoris y la dulzura de cómo me penetra con ella girando la punta de la misma, y mentalmente digo cómeme... come..Me... y deseo abrirme más,..


• Tomás entra ahora... dijo Carla en alto.

Mientras le subía la cabeza amarrándola del pelo. Tomás poniéndose de rodillas ante ella la penetró dejando que su pene sabrosamente húmedo entre en ella y siga su camino endureciéndose más, dando electricidad al momento, Carla curva su cuerpo hacia atrás dejando paso a su desenfreno recibiendo su miembro con todo su ser a la par que con sus piernas rodea la cadera de Tomas, quedando sentada ante él y ambos con sus ojos puestos uno en el otro siguen danzando con una desgarradora pasión, notando ella como su vagina se dilata interiormente como una hambrienta aspiradora, succionando de él toda su fuerza, entre gemidos y jadeos de entrecortada respiración de ambos entra en un súbito orgasmo donde empiezan a moverse con más fuerza y Carla ya no puede estirar más su cuerpo se colgó de él dejando que dejara en su interior su libertadora esencia a la par que erizándosele el vello dilataba más su vagina y su garganta soltando gritos que en la penetración excitaban más a Tomás entrando también él en el orgasmo esperado. Ya no había frío solo había calor que hizo que Carla tuviera algo en el porche de la cabaña que pensó, no volvería a disfrutar más.


UN SUEÑO DE COLOR REALIDAD...


A la mañana siguiente a Carla, le despertaron unas gotas de agua tras el chasquido de un cuerpo chocando con el agua, alzó sus ojos y vio como Tomás se daba un baño y Carla le siguió. Nadaron por el lago hasta la orilla. Carla era feliz, sentía la libertad en su pulso corriendo desnuda por la senda sintiendo el calor salvaje del sol sobre su cuerpo, que sin las ataduras de la ropa lucía ahora más joven y vital ya no era el gris y desdeñado reflejo de su espejo.


Carla vistió su henchido cuerpo de placer solo con un pareo blanco semitransparente pero sin ropa interior, presentía que ya no la necesitaba y juntos marcharon de Robinsón camino de Crusoe en la motora, Carla preguntó a Tomás...


• ¿Cómo es la isla de Crusoe?, muy interesada en todo lo referente al sueño de su amigo. y Tomás contestó a Carla
• La isla no es tal isla es como un atolón que rodea un pequeño espacio de agua de unos quinientos metros de diámetro y la tierra tendrá a su vez y dos kilómetros de flores y cocoteros con una casa en la playa y otra flotante en el centro del atolón. Esta es la Isla para descansar y olvidarse de todo, se puede pescar, comer fruta no se puede comer el clásico menú del hotel, esta no tiene el servicio de habitaciones propiamente dicho, sino que cada uno se cuida de la higiene en el tiempo que estén y en el aspecto alimenticio se hace una previsión del tiempo que este y pueden incluso sugerir una dieta. ¿En fin que te parece mi rinconcito?


A Carla le había gustado tanto su experiencia renacedora en la isla, que deseaba quedarse allí para siempre con aquel hombre y ahora sabía porque y lo que deseaba era compartir su sueño, ya que era ese mismo sueño con el que ella se había ilusionado tantas noches, cada vez que se acostaba en aquella cama vacía y fría, quien sabe tal vez aún no sepa que me marché.


Carla sintió por un momento pensó en aquella playa como la protagonista de su historia favorita en "De aquí a la eternidad" pero su historia era más apasionante por que era realidad. Así, que por fin satisfecha de sí misma y de que su recorrido por la vida la hubiese llevado hasta allí. Reaccionó a aquella pregunta de Tomas desde su espalda dando su respuesta de un modo más especial, en la orilla de aquella playa de arena coralina, blanca, con el gran azul tras ella, despoja su ahora más seguro y firme cuerpo del sutil y casi inexistente pareo mojado por el salto a la orilla resaltando el endurecimiento de sus pezones, lanzando el mojado pañuelo a la nuca de él que cuando se giro vio como Carla con el agua a medio muslo deja que la cresta de las olas rompan acariciando su sexo excitándola allí cuando el sol quemaba el aire, Carla soltó un gemido como llamada dejando al descubierto su desnudez, sus sentimientos y su corazón.


Tomas en ese momento se despoja de toda su ropa entrando en el agua junto a ella, con un único fin en la mirada. Carla que le espera le agarra del pene, se arrodilla ante el y empieza a lamerlo una y otra vez después a acariciarlo suavemente pero si medrar en pausa con las manos y ya de pie ante él lo sitúa entre sus piernas notando como le quema con su calor el mojado pubis y sentándose a caballito en la cintura de él nota como él la penetra sintiendo aún el excitante toque del agua bajo sus sexos quemándoles el sol la espalda Carla empieza a besar a Tomás, a poseerle sin ningún tipo de resistencia por su parte pegándose, soldándose a su miembro salta frenéticamente haciendo bailar sus senos ante el, entrando y sacando con sus movimientos el pene miles de veces de Tomas que endurecido por la situación la hace gritar de placer. Tomas poco a poco la saca del agua y ya tumbados en la arena, se deja comer por ella mientras las olas del mar acompañan los acompasados movimientos de sus cuerpos a la vez que los bautiza con la espuma, confundiéndose sus gemidos de un nuevo orgasmo con el suave siseo del agua filtrándose en la arena.


Una vez Carla da por acabado su deseo le pregunta a Tomás poniendo su cuerpo perpendicularmente sobre él, como quien monta a caballito ¿puedo ser tu socia? - A lo que Tomás contestó con una pregunta -¿Cómo iba yo a negarme?............
Fin

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